
Waska

















Escisión de "Puto, La serie"
Guasca es un grito, una explosión contenida que empieza en la mirada y se transforma en algo más visceral, más físico. La mirada en esta serie es la primera violencia: es el punto de imposición, el instante en que se establece una jerarquía, una forma de control. En un mundo donde ser visto puede significar ser dominado, la mirada se convierte en un acto de poder. Pero, ¿qué pasa cuando esa mirada no se acepta, cuando no se queda en el plano visual, sino que se devuelve, se responde de forma directa, brutal?
Aquí entra el guascaso: la respuesta a una agresión, la reacción a la mirada que incomoda, que invade. Un guascaso es más que un simple golpe, es una explosión de energía, un acto de violencia que resuena en el cuerpo. Es la materialización de la tensión entre el que observa y el observado, un choque de fuerzas en el que el cuerpo responde con una brutalidad que no necesita justificación.
La palabra guasca, con sus significados crudos y directos, se convierte en el eje de esta serie. Es la tira de cuero que da el latigazo, el órgano masculino en su forma más grosera, el acto sexual transformado en algo violento, grotesco. Un guascaso es esa liberación brutal, esa respuesta que no se puede ignorar. Es lo que ocurre cuando la mirada se convierte en una agresión, y el cuerpo ya no puede mantenerse pasivo.
Guasca es también utilizada, originaria y únicamente en Argentina, para reemplazar la palabra eyacular, o acabar, de la forma más grotesca y vulgar imaginable. (según el diccionarioargentino.com)
En Guasca, cada imagen se carga con esa tensión, esa violencia latente que se traduce en un acto físico, en un movimiento que rompe con lo esperado. Es una serie que no se conforma con la superficie, que va más allá de lo visual, que busca desencadenar una respuesta, provocar una reacción. Aquí, la mirada no es solo un acto de observación, sino el inicio de una confrontación.